Su función es concentrar la radiación solar para que se puedan alcanzar temperaturas elevadas, de 300 º C hasta 1000 º C, y obtener así un rendimiento aceptable en el ciclo termodinámico que no se podría obtener con temperaturas más bajas. La captación y concentración de los rayos solares se hacen por medio de espejos con orientación automática que apuntan a una torre central donde se calienta el fluido, o con mecanismos más pequeños de geometría parabólica. El conjunto de la superficie reflectante y su dispositivo de orientación se denomina heliostato.
Partes:
Caldera: Es la parte de la central solar en la que convergen los rayos solares reflejados por los helióstatos, alcanzando una gran temperatura. Al alcanzar esa gran temperatura, calienta el agua que pasa por ella y la transforma en vapor.
Turbina: El vapor generado en la caldera mueve la turbina, la cual está unida al generador para que éste reciba su movimiento.
Generador o alternador: Es el encargado de generar energía eléctrica; gracias al movimiento rotatorio de la turbina, el generador transforma ese movimiento en energía eléctrica mediante inducción.
Acumulador: Almacena la energía calorífica que no ha sido utilizada, ejemplo de los clásicos termos de agua caliente, para su posterior empleo en ausencia de radiación solar.
Transformador: Se encarga de transformar la energía eléctrica generada en el alternador para hacerla llegar a la red eléctrica.
Condensador: Es donde se convierte el vapor (proveniente de la turbina) en agua líquida. Es debido a que en el interior del condensador existe un circuito de enfriamiento encargado de enfriar el vapor, transformándose en agua líquida.
Bomba: Es la encargada de impulsar el agua de nuevo hasta la caldera.
Centro de control: Es donde se controla todo el proceso de transformación de la energía solar en energía eléctrica.